Felisa Johnson nació en una familia campesina en el municipio de Salgar, Antioquia. Tenía una forma única de mirar la vida: sencilla, generosa, profundamente humana. Era de esas personas que encontraba su alegría en la de los demás, que transformaba lo cotidiano en algo luminoso con gestos pequeños, pero llenos de amor.

Esa bondad silenciosa, esa manera suya de cuidar y tender la mano, marcó a todos los que la conocieron. Su legado no fue una fortuna material, sino algo mucho más valioso: la certeza de que ayudar al otro también nos engrandece a nosotros.

Con el deseo de mantener viva esa huella, su hijo menor, Andrés, fundó en 2012 la fundación que llevaría su nombre y su espíritu.

Desde entonces, trabajamos con un propósito claro: transformar vidas a través de la educación.

Nos enfocamos en Salgar, el lugar que la vio nacer, acompañando a niños y jóvenes que sueñan con estudiar, superarse y romper los ciclos de pobreza que por años han limitado su futuro.

Cada beca, cada historia, cada logro es una forma de continuar su obra.